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Dalila Tealdi sobre lo sucedido con Chano Charpentier

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Dalila Tealdi[1]

Todavía no sé si la situación del balazo en el abdomen se dio en el marco de un brote psicótico, como diagnosticaron los policías -porque se ve que también tienen esa potestad-, o si se dio durante una situación de violencia generada bajo los efectos de consumo u abstinencia de determinada sustancia. No lo sé, y creo que no me importa, porque al fin y al cabo la intervención no fue efectiva ni respondió a los parámetros de la Ley de Salud Mental. Hoy me encontré con varios comentarios respecto a esta situación, en los que primaba la idea de “que se joda, con todo lo que hizo”, “alguien lo tiene que parar”, “está en cualquiera”, “lo hubieran matado”; y esto que circula es lo que sí me importa. Hace un rato terminé un trabajo en el que concluyo preguntándome ¿de qué nos sirvió como sociedad poner la mirada en las sustancias todo este tiempo? ¿de qué nos sirvieron las lógicas prohibicionistas y abstencionistas? Y hoy me topé con la respuesta una vez más. Nos hicieron dejar de lado la vida de la persona. ¿A quién le importaba si mataban al flaco excusándose en una legítima defensa ante el brote psicótico, cuando en realidad con ese tiro se busca mantener el orden social y la moral bien alta en el country y la sociedad? Porque a los faloperos hay que bajarlos…

Los primeros análisis y opiniones indagan qué hizo para que le peguen un tiro, si estuvo bien que lo hagan, si cambiamos la pistola por una eléctrica, etc.; cuando la discusión debería ser otra. Priorizamos la etiqueta antes de las necesidades, los miedos y las frustraciones que vive la persona. Construimos una sociedad que margina y excluye a quien se reconozca como consumidor problemático, y es la misma sociedad de consumo que todo el tiempo y por todos sus medios fomenta el consumo de todo lo que sea para vivir una experiencia de vida plena, extasiada, alegre y feliz y, que si no pasa, si no lo logras, si estás triste, si estás deprimido, si estás mal o tu consumo no responde a sus lógicas, se horroriza, y entonces fuiste, perdiste, quedaste fuera de juego, “ya estás en cualquiera” porque te pasaste de la raya.

¿De dónde sacas el parámetro de esa vara moral para decir quién está bien y quién está mal, quién puede seguir viviendo y quién “ya fue, ya está”, “y que no joda más”? Sé que todas las ideas que dominaron entorno al uso de drogas durante el último siglo generaron todos estos discursos. Pero ya está, empecemos a ver un poquito más allá de ese arbolito que tapa el bosque, si no la postura es muy cómoda. Me pregunto, también, si esta gente, en algún momento, pone en crisis el ir a la farmacia a comprar cajas y cajas de clonazepam, alprazolam, fluoxetina, mazindol y qué sé yo qué otros psicotrópicos legales para vivir más calmos y alegres su existencia, mientras juzgan al otro que consume alguna droga ilegal. ¿Si lo hago en privado y prescripto por un médico no es problemático? ¿Para quién o cuándo es problemático el consumo? Si lo veo, lo juzgo; si es en privado ya fue, si total no molesta a nadie. ¿En qué sumamos? ¿quién nos felicita por actuar así? O, ¿qué orgullo llena saber que mi consumo es legal y diagnosticado -que es igual de dependiente, ojo-, pero que el del otrx está mal y es problemático? De nuevo, ¿en qué suma tu moralidad puritana y careta?

El caso de Chano tiene un montón de ejes para abordar, ni hablar de la prevención, de la asistencia y de la intervención para estos casos. En este momento, la bronca me llevó para este lado porque no concibo que la solución a esto sea la muerte, sea el bajarlo de un balazo; y no tolero tampoco que sean los discursos policiales los que prevalezcan en un tema sociocultural y de salud mental. La adicción de esta persona, y de cualquier otra, seguramente es super compleja y sé que es difícil de manejar para él como para su familia; porque aunque sigan creyendo que se saca la sustancia, se logra la abstinencia y ya está, sepan que no es así. El tema no es la droga, el tema no son los escándalos mediáticos que pudo haber generado. Atrás de todo esto hay una persona que sufre, que no debe saber cómo salir del pozo, cómo resolver los problemas que lo atraviesan o quizás, y también lo debemos tener en cuenta, sea una persona que no quiera dejar de consumir y ahí el abordaje será otro. Pero sólo él y su entorno lo sabrán. Cada persona es un mundo, y para cada sujeto hay abordajes diversos. Sé que un tiro en el abdomen no es la solución, y si estudiaste para policía busca nuevas estrategias para reducir riesgos y daños en estas situaciones sin apretar el gatillo. Y si no sos policía, pero te gusta opinar, pone en crisis desde dónde te parás para decir lo que decís, de dónde surge ese discurso, a quién es funcional y qué puede aportar. Ojalá aparezcan cosas buenas para cambiar esta bella sociedad.


[1] Licenciada en Comunicación Social (UNLP)

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