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Entrevista a Milton Romani

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Entrevista a Milton Romani

Presentamos una entrevista a Milton Romani Gerner, Licenciado en Psicología, docente, Ex Secretario General de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay y Ex Representante Permanente ante la Organización de Estados Americanos (OEA). 

1- La regulación del cannabis en Uruguay parece haber sido “la puerta de entrada” para empezar a debatir sobre la regulación de otras sustancias. Últimamente varios actores empezaron a hablar de la cocaína, ¿por qué crees que el debate tiene lugar en este momento?
La regulación del cannabis en Uruguay, Canadá y en EEUU demostró que hay otra forma de regular y controlar las sustancias, que además puede quebrar una rígida y dogmática prohibición que ha sido la puerta de oportunidades y de acumulación de ganancias de todo el mercado ilícito –manejado por organizaciones criminales, los mecanismos de lavado de dinero y la contraparte de las agencias de represión– que ha conformado un circuito perverso que ha causado más daño a la seguridad, los derechos y garantías y la salud pública. La producción y consumo de cocaína sigue creciendo en forma exponencial. La guerra contra las drogas no ha podido con este fenómeno y ha servido a otros intereses geopolíticos que siguen causando daños. Lo mismo ocurre con las anfetaminas.
Además, corrido el velo de la prohibición y satanización del cannabis, se ha podido investigar las virtudes medicinales. El uso científico y médico de las sustancias es uno de los fundamentos de las Convenciones. Por ello, la comunidad internacional ha comenzado a admitir que la legalización regulada bajo principios de salud pública y derechos es el mejor camino para todas las sustancias. Todo a su medida y armoniosamente: depende del nivel de debate multilateral y de los acuerdos que se puedan lograr (sin renunciar nunca a las decisiones soberanas de los estados y de la adecuación a los instrumentos internacionales de DDHH que priman en todos los casos), de la movilización de la sociedad civil y de la academia, de las investigaciones científicas.

2- Uruguay acaba de sacar una ley sobre consumo problemático de alcohol, ¿Cómo se logró abordar este tema que tiene tantos intereses en juego y teniendo en cuenta que durante muchos años el propio Estado uruguayo fue productor de alcoholes?
Antes de la promulgación de la actual ley de regulación de alcohol, hubo otros dos proyectos que fracasaron con total éxito. Es un tema muy complejo, porque a diferencia de otras sustancias las bebidas alcohólicas están muy integradas a la cultura, a la religión y se rigen por criterios de reducción de daños autogestionados. Tanto es así, que a ningún dogmático se le ocurrió incluirla en las Listas de las Convenciones; el prohibicionismo de la Ley Seca en EEUU del siglo pasado fue la mejor muestra y experiencia (política y social) de lo que genera esos enfoques. La vieja iniciativa de monopolio del alcohol en Uruguay (del período batllista) pretendía justamente regular en algún sentido este fenómeno. Esto fue quebrado por una ley que se promulgó en el gobierno de Lacalle padre. Regular el alcohol es un desafío para todo estado y sociedad. Son múltiples los intereses económicos: van desde las grandes corporaciones, pero pasan también por las bodegas (grandes, medianas, pequeñas y muy pequeñas). Regular el alcohol es regular el mercado, la publicidad, la carga de impuestos, las licencias de producción y de venta. Deben existir controles, pero fundamentalmente se debe basar en la promoción de una cultura que nos permita a todos y todas cuidarse y cuidarnos. Si bebes no manejes. Eso es algo que debemos incorporarlo sin tabúes a la convivencia de todes. Brindemos para que el consumo de bebidas alcohólicas pueda darse sin riesgos para la salud y preservando el derecho a divertirse sanamente. Veremos qué pasa en Uruguay. Ya ha sido cuestionada por la actual oposición y el futuro gobierno ha prometido revisarla.

3- Estos debates actuales dejan en evidencia que Uruguay tiene una política de drogas seria y fuerte que no se agota en la regulación de la marihuana. ¿Cuáles deberían ser las futuras líneas de la política de drogas uruguaya? ¿Por dónde creés que debería seguir?
En Uruguay fortalecimos institucionalmente y culturalmente un enfoque de drogas que se ha instalado no solo en las leyes, sino en los diferentes estamentos políticos de todos los partidos. Hay también un gran movimiento social que habla, que presiona, que participó de la legislación y está atenta. Hay una tradición libertaria y garantista. El nuevo gobierno tiene la oportunidad de darle continuidad a una política pública que ha generado un plus de convivencia y de salud pública muy importante.
Hay sectores minoritarios que integran la nueva coalición que responden a concepciones dogmáticas –de corte pentecostales y de otras religiones– que pretenden avanzar en contra; sectores que incluso son depositarios de la financiación de supuestos enfoques de tratamientos que han sido (en la región y en América) violatorios de los derechos humanos y sin ningún soporte científico. La experiencia indica que ha sido un gran curro, donde varias comunidades terapéuticas (no todas) han sido una coartada privatizadora que aparenta resolverle un problema al Estado y termina siendo una estafa colectiva.

A continuación pueden ver la intervención de Milton Romani en el panel “Drogas y Derechos Humanos” de la Jornada “A 10 Años de Arriola” realizada en el mes de agosto de 2019 en el Congreso de la Nación.

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