¿Me hacés de guía?

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Por Dalila Tealdi, comunicadora social, integrante de RESET

Mientras camina por las calles de Nueva York escuchando a Gil Scott-Heron, el neurocientífico Carl Hart lamenta no haberle dado un poco de todo lo que sabe sobre el uso de sustancias a ese músico, poeta y usuario de drogas. De él había aprendido que su vida, como la de todas las personas negras, importaba, pese a que la justicia penal de los Estados Unidos mostrara lo contrario. Además, fue a través de la humillación al músico por su uso de drogas ilegalizadas, que Hart conoció la lógica criminalizante, patologizante y discriminatoria de los medios de comunicación al tratar el tema de los consumos.

Scott-Heron falleció en 2011 manteniendo firme su postura de no haber tenido nunca un problema con las drogas.

Cada vez que escucha la canción “I’m New Here”, donde Gil se pregunta algo así como “¿me harías de guía?”, Hart siente la responsabilidad de ser ese guía y compartir su conocimiento sobre las sustancias para proteger la salud y la felicidad de las personas usuarias de drogas. Para ello, son cuatro los conceptos claves para tener en cuenta: dosis, vía de administración, set y setting.

Creía que no conocía al músico hasta que lo puse de fondo mientras seguía con la lectura del libro de Hart, Drogas para adultos, cazando (o persiguiendo) la libertad en la tierra del miedo, el primer tema en sonar fue su poema más famoso: La revolución no será televisada. Pienso que, quizás, aún menos si la revolución que queremos muestra a las personas que consumen drogas como las personas comunes y corrientes que son, y no villanas, asesinas, delincuentes, enfermas, corredores de bolsa (¿es lo mismo que villana?), etc., etc., etc.

El autor dirá una y otra vez que no son las drogas las que matan a las personas sino, y resumiendo, la educación negada y los contextos. En “I’m New Here” se repite una idea: “no importa lo lejos que te hayas equivocado, siempre puedes dar la vuelta”. Eduquemos que todavía estamos a tiempo de que sea esa una herramienta potente. Carl me sigue contando sus historias y bajando a tierra todo lo que sabe de drogas, yo vuelvo a sus consejos, esa especie de ABC para la persona usuaria o para quienes se acercan de a poco al campo. Lo comparto fácil, llano y dialogando un poco con otras cositas. El último disco se llama We’re New Here, somos nuevos acá, si también son de esos, bienvenidos, acá van cuatro claves para guiar los consumos.

Dosis:

La cantidad de droga usada. No van a tener el mismo efecto dos vasos de cerveza que seis. Ni hablar si a esa condición le sumas el factor tiempo/velocidad de consumo. Hart dirá que la dosis es el factor crucial. En el caso del fentanilo es la dosis la que determinará su efecto sedativo o una depresión respiratoria fatal. A mayor dosis, mayores efectos nocivos o daños. A Hart no le gusta que hablemos de daños, pero bueno, hacemos la excepción un rato y dejamos para otro texto la justificación de esto.

En línea con la dosis está la potencia de la sustancia. O sea, lo que se necesita de la misma para sentir sus efectos. Cuando Albert Hofmann decidió volver a probar la LSD-25, tomó 250 microgramos, pero la potencia de la sustancia era tal que 50 microgramos eran suficientes para viajar por un par de horas. No por nada Hofmann dijo que “la diferencia entre un veneno, una medicina y un narcótico es solo la dosis”.

Vía de administración

Antes de generar un cambio en tu estado de ánimo y comportamiento, la droga debe llegar a tu cerebro a través del torrente sanguíneo, arranca diciendo el autor. Cuanto más rápido llegue, más inmediato e intenso será el efecto. Y esa velocidad la garantiza la forma en la que se consume la droga: por vía oral, inyectada, esnifada, inhalada, fumada…

Consumir una sustancia por vía oral requiere más tiempo para su absorción, pero es conveniente: no es necesario saber cómo inyectarla y tiende a ser la vía más segura: en caso de una sobredosis agarrada a tiempo, se puede hacer un lavado de estómago y sacarla. Cuando la droga fue inyectada, fumada, esnifada o inhalada, no hay método posible de revertirla que no sea usando otra droga como antídoto, siempre y cuando exista, claro.

Los tiempos en hacer efecto de la marihuana fumada o “comida” en alguna preparación, no son los mismos. Incluso, si antes o después de comer un brownie, por ejemplo, comemos algo más: la absorción se ralentiza y, por ende, los efectos tardan en aparecer.

Entonces, de todas, la inyección es la ruta más rápida a la hora de percibir los efectos, pero esta vía tiene sus desventajas: el uso compartido o reiterativo de la misma jeringa trae el riesgo de infección por sangre de enfermedades, como el VIH o Hepatitis B y C, entre otras, y, además, esta vía aumenta el riesgo de sobredosis.

Set y setting:

Como neurocientífico, una de las preguntas que más le hacen a Hart es: ¿por qué las personas perciben de forma distinta la misma droga, administrada por la misma vía y con la misma dosis? La respuesta es que los efectos no sólo están condicionados por la farmacología, dirá. Las características de cada persona y el ambiente también entran en juego.

Cuando hablamos de set nos referimos al estado de la persona al momento de consumir la sustancia. Las cosas que sabe de la droga a consumir, las nociones previas sobre los efectos, lo que esperan. Y también, el estado físico y psicológico general, si descansan bien, si están atravesando alguna situación complicada, si están con alguna problemática de salud mental, si comen bien o si hacen deporte. Todo esto entra en juego.

Y como los consumos son situados, el ambiente también hará a lo suyo. Esto es lo que conocemos como setting. Dónde, con quiénes y en qué momento vas a experimentar con esa droga van a intervenir en los efectos que percibas.

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